DIBUJO A PLUMILLA DE LA CALLE ESTEBAN AZAÑA

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Una calleja corta y empedrada

-vena venial de Plaza de Palacio-

devuelve la memoria del espacio

de otra Alcalá que yace sepultada.

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Por Quevedo y por Lope frecuentada,

ahora la cruza un pero, que reacio

al rumor vecinal, mea despacio

contra una verja yerta y oxidada.

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Un jazmín y un laurel son los testigos;

y un fantasma embozado, que invisible

tose, escupe y bosteza con tal saña

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que parece cargarse los catigos

que en el destino, cruel e imprevisible,

legó a los de su estirpe, Los Azaña.

Atienza, Pedro: Siempre por los rincones de Alcalá, Ediciones Mingaseda, Alcalá de Henares, 2002.